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  • Todas las empresas buscan solvencia, ¿pero cómo se puede asegurar con datos? En el siguiente artículo veremos cómo evitar problemas de flujo de efectivo y de capital de trabajo

    Las tasas de interés de los bancos centrales se encuentran en niveles no vistos en décadas y, en algunos casos, en máximos históricos. Este escenario hace más escaso y complejo pedir un préstamo y puede desencadenar en insolvencia y bancarrotas.

    En México, 61.2% de las empresas se financió de proveedores, mientras que 26.5% usó créditos de la banca comercial en el primer trimestre de 2023, de acuerdo con datos del Banco de México.

    En el ecosistema empresarial, contar liquidez y solvencia permite hacer frente con las obligaciones financieras, responder a imprevistos o, bien, invertir en la compañía. Por ejemplo, iniciar proyectos comerciales, disponer de nuevas tecnologías, incrementar la productividad, permanecer vigentes o expandir los negocios.

    De 2015 a 2021, las compañías que han solicitado crédito desde el inicio de sus operaciones pasaron de 40 a 47% en México; y en alguna ocasión, 43% de los organismos han contado con financiamiento.

    La solvencia es un facilitador para que las empresas integren innovaciones tecnológicas en sus flujos de trabajo, avancen respecto a su competencia y, por ende, incrementen su productividad laboral. Ejemplo de ello, la transportación y el almacenamiento de mercancías es 50% superior respecto a compañías que no implementan nuevas tecnologías.

    Solvencia en contextos de incertidumbre financiera

    Tener solvencia en escenarios de inestabilidad económica sirve para mitigar los impactos negativos en las organizaciones, y que esto no les genere caer en impagos o bancarrotas.

    Durante la Gran Recesión, las quiebras de las empresas norteamericanas se elevaron entre 35 y 40% a lo largo de más de dos años, incluso antes y después de este periodo. Por otro lado, a raíz de los contagios y decesos a causa del COVID-19, 1.6 millones de negocios cerraron en nuestro país

    Para evitar que la actividad comercial se paralice, se debe evaluar la capacidad de pago de las empresas con el propósito de calificar su solvencia económica, conocer el nivel de endeudamiento o si gran parte de sus recursos ya se encuentran comprometidos.

    Las compañías que cumplen en tiempo y forma con sus obligaciones financieras, además del beneficio obvio de eliminar cualquier riesgo de impago, podrían acceder a mejores condiciones de financiamiento más adelante. Esto se materializa en tasas de interés más atractivas que ayuden a maximizar beneficios.

    En 2021 se aprobaron 95% de los créditos para empresas, mientras 5% fueron denegados; es decir, 5,304 organizaciones no contaban con finanzas sanas en México.

    Esta gestión en el otorgamiento de préstamos se logra a través de especialistas de riesgo capacitados en operaciones financieras, establecimiento de créditos con base en la naturaleza de los negocios, sostener una retroalimentación transparente y directa entre organizaciones e instituciones bancarias y automatización de procesos.

    Cuidar la solvencia es posible gracias a datos de calidad, a los cuales se puede acceder en tiempo real gracias a softwares especializados. Estas medidas evitan problemas en capital de trabajo y flujo de efectivo, impagos y reacción tardía ante escenarios macroeconómicos cambiantes.