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  • La pandemia que inició en 2020 impulsó la transformación en distintas industrias, la farmacéutica fue una de ellas. El desarrollo de vacunas, pruebas, aprobaciones, logística y el negocio transfronterizo dejan de manifiesto que la industria farmacéutica atraviesa por un cambio profundo; sin embargo, los retos a los que se enfrenta son mayúsculos.

    A diferencia de otros momentos de la historia, la población se siente cercana a la industria farmacéutica. Como pocas veces, la vacuna contra un nuevo virus – SARS-CoV-2- genera expectativa y se transforma en sentimientos como confianza, esperanza y una nueva oportunidad para hacer frente a un nuevo entorno.

    Para cumplir con las expectativas, la industria desarrolló y probó vacunas en tiempo récord, donde estuvieron involucrados otros jugadores como instituciones educativas y gobiernos. Además de recursos casi ilimitados, la tecnología y optimización de procesos lograron lo que parecía imposible: en menos de un año estaba lista una nueva vacuna.

    Como referencia, cuando estalló el virus del ébola en África, en 2014, el desarrollo de una vacuna y la aprobación de los gobiernos y reguladores demoró más de cinco años.

    Ahora, la industria se encuentra en un momento de transformación, donde las buenas prácticas que salgan de este momento histórico no deben quedarse en una vacuna y ayudarán a un sector que crece a triple dígito.

    El mercado farmacéutico global total se valoró en 1.27 billones de dólares para finales del 2020, de acuerdo con la proveedora de datos Statista. Lo anterior significa un incremento de 226% desde 2001, cuando estaba valorado en 390,000 millones de dólares.

    Para los siguientes años, se espera que el mercado farmacéutico mantenga su crecimiento. Para 2022, Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, el sudeste asiático, Japón y América Latina serán los mercados que más aportarán ingresos al sector. Tan solo América Latina -donde Brasil y México destacan por sus economías- registrarán ventas por 78,000 millones de dólares.

    Una de las principales preocupaciones -y que llama más la atención que antes- es la calidad al elaborar productos farmacéuticos. Es importante que la industria se esfuerce por mantener prácticas sólidas y óptimas que resulten en los mejores productos disponibles para el consumidor final.

    Un paso en falso en la elaboración de un medicamento o instrumento, o la falta de solidez en un sistema de calidad farmacéutico puede traer consecuencias, no sólo en un plano financiero -con demandas de por medio. Se pueden enfrentar a un daño reputacional grave y duradero.

    Al igual que otras industrias, la farmacéutica empieza a integrar cada vez más datos a sus tomas de decisiones, que sirven para seleccionar proveedores hasta para participar en licitaciones o ventas a gobiernos. El complemento de los números e información es la tecnología, que ayudó a las empresas para hacer frente a un mundo detenido por la pandemia.

    Con ‘data’ y tecnología, es posible llegar a soluciones -como plataformas- que sean capaces de impulsar la rentabilidad de las compañías y contribuir a relaciones sostenibles, de largo plazo, con los clientes.

    Otra propuesta de valor son reportes, claros y precisos, que ayuden a determinar la confiabilidad de un socio potencial, mejorar las decisiones crediticias y evaluar, a profundidad, situaciones financieras; lo anterior, para mitigar riesgos.

    Desde CIAL Dun & Bradstreet estamos convencidos de que los datos e información -reflejados en plataformas y reportes- deben tener las cinco ‘v’: volumen, velocidad, veracidad, variedad y valor. Éstas ayudarán a comprender y aprovechar al máximo el análisis de datos.

    El sector farmacéutico se encuentra ante una oportunidad histórica, donde los jugadores que optimicen procesos y garanticen la veracidad de socios y proveedores ganarán relevancia los siguientes años y aspirarán a convertirse en líderes de sus regiones.